Al menos un estudio sugiere que podría ser el caso. Según los investigadores de la Universidad del Sur de la Florida, los conductores de la tercera edad que participan en los cursos de educación mental reducen a la mitad el riesgo de sufrir accidentes automovilísticos, en comparación con los conductores de la tercera edad que no toman estos cursos. El curso consiste en programas cognitivos que no están dirigidos en particular, a las habilidades para conducir, sino más bien están relacionados con el fortalecimiento del potencial cognitivo.
El estudio puso a prueba a 908 conductores con una edad promedio de 73 años. Algunos conductores no recibieron ningún tipo de capacitación, algunos participaron en un programa diseñado para mejorar el tiempo de respuesta, en tanto que otros, recibieron capacitación con un programa diseñado para mejorar las habilidades de razonamiento. El último grupo trabajó con un programa creado para mejorar la memoria. Todos los conductores recibieron diez sesiones y después se les dio seguimiento durante seis años. De acuerdo con los investigadores, los conductores que participaron en los programas diseñados para mejorar las habilidades de razonamiento y el tiempo de respuesta, pudieron reducir a la mitad los accidentes automovilísticos. Los programas diseñados para mejorar la memoria, no tuvieron resultados apreciables en las tasas de accidentes.
De los conductores que tomaron el curso para mejorar la memoria, 16% tuvieron por lo menos un accidente que ellos mismos provocaron. Quienes no recibieron capacitación tuvieron una tasa de accidentes de 18%. Sin embargo, de los participantes en el programa para mejorar las habilidades de razonamiento, el 12% sufrieron accidentes automovilísticos. De los conductores que participaron en el programa para mejora el tiempo de respuesta, sólo 10% sufrieron accidentes durante el período de seis años.
El estudio parece sugerir que la capacitación —incluso la que nada tiene que ver con el mejoramiento de las habilidades para conducir— puede servir para evitar accidentes peatonales y de tráfico relacionados con conductores de la tercera edad, por medio del desarrollo y mejoramiento de habilidades específicas. Los investigadores se muestran entusiastas, sobre todo por el hecho de que la educación mental parece tener un impacto perdurable sobre la capacidad para conducir, ya que los participantes seguían observando distintas tasas de accidentes automovilísticos años después de sus sesiones de educación mental.
Sin embargo, otro estudio de la Universidad de Cambridge que analizó a 11,000 conductores, encontró que la educación mental no ayudó a las habilidades cognitivas en las tareas de la vida real como es conducir. No obstante, los autores del estudio de la Universidad del Sur de la Florida, señalan que su estudio es el primero que toma en consideración específicamente, las habilidades de conducción y que pone a prueba diferentes tipos de educación mental.
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